El comentario de hoy, martes 15 de enero 2019

Sin duda alguna, el desabasto de gasolina en algunas entidades del país, ha generado indignación en la población afectada, pero ha sido en mi opinión, una de las medidas más drásticas y extremas del gobierno federal para detener el saqueo impresionante de hidrocarburos, que durante décadas se ha presentado en la paraestatal, haciendo de una empresa boyante como lo fue hace años Pemex, una verdadera entelequia.
El hallazgo de evidencias de que el saqueo proviene de dentro, hace de este ilícito uno de los ejes de corrupción más abominables de que se tenga memoria. Pero además, podría poner al descubierto la impresionante red en todo el país, involucrada en la adquisición de combustible robado a la Nación. Sorprende que dicha red no haya sido descubierta por las autoridades hacendarias, que hurgan en todo.
No obstante, esta medida, necesaria aunque dolorosa, para encontrar la hebra de la quiebra prácticamente de nuestra industria petrolera, está afectando severamente la economía nacional y de mantenerse, los niveles de inflación como ha pronosticado el Banco de México. Y por ello ha tenido el rechazo de sociedad civil, empresarios, transportistas, etc., aunque en el fondo, todos estamos de acuerdo de que es la única forma de destapar esa cloaca de corrupción.
La crítica hacia el gobierno federal no carece de razón. Se hubiera asegurado el suministro a través de un modelo de planeación que no generara caos. Sin embargo, haberlo hecho, posiblemente hubiera alertado a la delincuencia organizada que ha explotado a placer la ordeña de ductos o a la delincuencia de cuello blanco, que orquestaba todo desde dentro. La medida pues tomó por sorpresa a todos.
Por fortuna en Oaxaca no hemos resentido –hasta el momento- los efectos del desabasto. Debemos reconocer que el suministro de hidrocarburos ha sido normal, a excepción de algunas regiones en donde se han presentado problemas menores. Tampoco se han dado compras de pánico. Aunque los efectos en la economía están aún por hacerse presentes, esperamos que no sean tan severos.
De ser exitosa esta política del gobierno federal para combatir el huachicoleo y el robo de combustible en ductos o carros cisternas, sin duda será un bono a favor de la nueva administración. Pero además será un aliciente a la economía nacional, que implicará el saneamiento de una de nuestras principales industrias desde la expropiación petrolera en 1938.
Sólo yendo al fondo de la red de corrupción se descubrirá el porqué de ser uno de los principales productores de petróleo en el mundo, nos convertimos en importadores de gasolina. Veremos pues, si el sacrificio de millones de mexicanos, valió la pena. (JPA)