Opinión 

El comentario de hoy, martes 13 de noviembre 2018

Este martes concluye su gestión la Sexagésima Tercera Legislatura del Estado e inicia la Sexagésima Cuarta. En mi modesta opinión, el trabajo legislativo se ha ido desprestigiando en los últimos tiempos. Nuestros representantes populares, cuidando la equidad de género, han mutado de ser aquellos que algún día aprobaron iniciativas con responsabilidad institucional, vocación de servicio y convicción republicana, a vulgares mercachifles del erario público.

Sin duda alguna hay excepciones, pero creo que son las menos. La Legislatura que termina por ejemplo, para algún acucioso investigador o académico que analice la vida política de Oaxaca, será una de las peores de la historia. Y eso que sólo estuvo dos años. Y sin hacer juicios a priori o señalamientos, se caracterizó por ser onerosa, opaca e improductiva. ¿Y saben cuánto le costaron al erario público? Ni más ni menos que 600 millones de pesos al año.

Y como lo hemos comentado hace algunas semanas, eso no es lo grave. Fueron cantidades mucho mayores que fluyeron para pagar el apoyo a determinadas iniciativas, aquello que se ha calificado como el “pago por evento”. Esta situación se hizo vicio, se convirtió en parte institucional de la vida legislativa, sin importar color, partido o ideología. En efecto pues, el dinero no tiene límites. Apoyar con voto electrónico, a mano alzada o simplemente salirse de la sesión o no asistir, es parte del entramado de corrupción.

Suponemos que la nueva legislatura viene con otra mentalidad y con la bandera de un proyecto político diferente. Si existe congruencia entre lo que han manifestado en campaña, en la lucha contra la mafia del poder, los corruptos, la austeridad republicana y otros, veremos si están dispuestos a ponerlo en práctica o simplemente a seguir en el camino andado de la componenda y la doble moral. En principio, el oneroso presupuesto de 600 millones de pesos al año, han ubicado al Poder Legislativo oaxaqueño, como uno de los más caros del país.

Ya han circulado en redes sociales y medios los mensajes incendiarios de algunos legisladores locales que recién se estrenan. Veremos igual qué tan duchos son en materia legislativa; si ya se capacitaron; si tienen idea de lo que harán en la curul o sólo habrán de emular el triste y lamentable papel que están haciendo sus homólogos en la Cámara Federal, a quienes han tenido que enmendarles la plana para sacarlos de su ignorancia. En serio, ya estamos hartos de diputados y diputadas convenencieras, acomodaticias, improductivas y corruptas. Oaxaca merece otro destino. (JPA)

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