Opinión 

El comentario de hoy, martes 12 de diciembre 2023

El tema de la contaminación en Oaxaca, es un asunto serio que, por lo visto, ha sido ignorado por el abultado directorio de organismos que dicen proteger el medio ambiente. PROFEPA, SEMARNAT, a nivel federal. Y en el entorno estatal, la dependencia denominada: Secretaría del Medio Ambiente, Biodiversidad, Energías y Sostenibilidad (Ufff) y la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Oaxaca (PROPAEO). Se trata de verdaderos elefantes blancos, en donde el tortuguismo burocrático o el eterno trámite, sirven para justificar su inoperancia.

La semana anterior, por dos días consecutivos, vecinos de la Colonia La Joya bloquearon la carretera 190. Señalaron al ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, como responsable de haber arrojado al menos 50 toneladas de basura –luego se dijo que era abono-, generando riesgos para la salud en decenas de populosas colonias. En respuesta a su protesta recibieron la brillante estrategia de comunicación social del gobierno de la capital: rumores y difamación.

Oaxaca no sólo padece los elevados niveles de polución de sus ríos y afluentes, como los Ríos Atoyac y Salado, sino también del aire, gracia a la chatarra que circula a diario. La contaminación por la basura electoral, que ha afectado la imagen visual de la ciudad. Además de ello, habitantes de colonias como Granjas y Huertos de Brenamiel han denunciado ante los tres niveles de gobierno y ante otros organismos, la contaminación ambiental y auditiva que generan dos empresas vecinas.

Una de ellas fabrica postes de concreto para la red eléctrica y la otra, hace experimentos en laboratorio con vísceras de animales muertos, para fabricar presuntamemtos medicamentos o vacunas. Lo grave es que ni el ruido ni el manejo de las vísceras de desecho por parte de las referidas empresas, toma en cuenta la salud de quienes habitan la zona.

Vecinos llevan años denunciando estos hechos y las instituciones antes citadas o se echan la bolita una a otra o, se lavan las manos arguyendo que tales actividades no son de su competencia o que no existe anomalía alguna. Es más, desde 2021, los vecinos afectados afirman que acudieron a las oficinas de Atención Ciudadana de la presidencia de la República, para entregar pruebas de los hechos. Por tratarse de un asunto de salud pública, han enviado quejas e informes a la Secretaría de Salud estatal, sólo para recibir negativas y que los funcionarios se encojan de hombros.

Por otra parte, en este tema, otros vecinos de las colonias afectadas por el ruido o por los malos olores, han solicitado la intervención de las autoridades del municipio de San Jacinto Amilpas, encontrando sólo evasivas leguleyas a las denuncias. Es decir, en temas de afectaciones al medio ambiente, nadie resuelve y el ciudadano afectado tiene que recurrir a los abomimables bloqueos de carreteras, calles u oficinas, para hacerse escuchar, afectando los derechos de terceros. El infierno de nuestra vida cotidiana. (JPA)

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