El comentario de hoy, martes 12 de abril de 2016
Oaxaca es una de las entidades del país que mayor número de conflictos agrarios presenta. Los conatos de violencia; los enfrentamientos; las emboscadas, se cuentan por decenas. Lamentablemente, el costo de vidas es muy alto. Todos recordamos el saldo mortal del enfrentamiento entre Yaxe y Chichicapan, en los ochentas o los muertos del que sostuvieron Santiago Amoltepec y Santa María Zaniza. Fueron 16.
Nadie olvida los catorce muertos que trajo consigo el conflicto agrario entre Santo Domingo Teojomulco y San Lorenzo Texmelucan, el primero de diciembre de 1998. Justo cuando José Murat rendía protesta como gobernador, o los 26 muertos en la emboscada en el paraje Agua Fría, cuando campesinos que provenían del aserradero de San Pedro el Alto fueron masacrados, a fines de mayo de 2001. El recuento pues, puede ser largo. Más lo será el de conflictos agrarios que continúan.
La semana pasada, vecinos de San Pedro Tepalcatepec, fueron agredidos por vecinos de San Pablo Topiltepec, ambas pertenecientes al municipio de San Carlos Yautepec, que registró un saldo de cinco muertos y tres heridos. La agresión se dio el lunes 4 de abril, cuando las víctimas acudieron a recoger leña. Desarmados y en indefensión fueron acribillados a mansalva. Y como siempre, los agresores se dijeron inocentes.
Hay otro conflicto latente que sigue como dolor de cabeza para las autoridades: el que libran las comunidades de San Sebastián Nopalera y Zimatlán de Lázaro Cárdenas. Pese a los llamados de las autoridades la solución está cada vez más lejana. ¿Y saben por qué? Porque ya metieron las manos algunos creadores de infiernitos, como Flavio Sosa, dirigente de COMUNA, quien le apuesta a que el conflicto siga, para obtener –con certeza- algún capital político. Otro más, es el añejo conflicto entre Santo Domingo Yosoñama y San Juan Mixtepec. ¿Y tienen idea por qué tampoco se resuelve? Exactamente por lo mismo. Ahí es Antorcha Campesina y sus personeros los que atizan el fuego y luego lo apagan.
La mayoría de los conflictos agrarios y de límites que existen en la entidad, no se han resuelto ni en las Juntas de Conciliación Agraria ni en los tribunales. La mano negra de algunos falsos redentores sociales son los que alimentan con perversidad, ese encono, esas diferencias y cuando existe un desenlace sangriento, simplemente se lavan las manos.
¿No es tiempo ya de irles quitando la máscara y que se les finquen responsabilidades penales? Vean si no: el pasado viernes hubo una reunión en Tlaxico, para resolver el diferendo entre Nopalera y Zimatlán de Lázaro Cárdenas. Los vecinos de la primera comunidad no llegaron, porque el dirigente de COMUNA así quiere prolongar el conflicto. (JPA)