El comentario de hoy, martes 11 de febrero 2025
Sin duda alguna, los mexicanos vivimos momentos inéditos en nuestra historia. La crisis bilateral con los Estados Unidos, nuestro vecino y mayor socio comercial, no es para minimizar. Pero lejos de asimilar lo que implica la deportación masiva de mexicanos o una intervención militar para acabar con los cárteles de la droga que han infestado de fentanilo a la Unión Americana, vemos en gobierno y partido, la misma soberbia, la intención de aplastar nuestra incipiente democracia y demoler la división de poderes.
Lejos de cumplir con las normas y protocolos; con el mandato constitucional de hacer respetar nuestra Carta Magna y las leyes que de ella emanen, quienes se asumen como los nuevos amos de México, patean, denigran, se pitorrean de todos aquellos que no se suman a su secta de incondicionales. ¿Cuál fue la respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum, cuando le preguntaron la semana pasada, la razón de no invitar a su homóloga Norma Piña, titular de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la celebración del 108 aniversario de la Constitución?
La respuesta es para el anecdotario político. Respondió: “pues es obvio, ¿no?”. Y enfatizó: “no, solamente estarán los poderes ejecutivo y legislativo”. Es decir, en abierta violación a nuestra Constitución, definió que existen sólo dos poderes en nuestra república “democrática, representativa y popular”. Habrá tres, seguramente, cuando los nuevos amos del país: Noroña, Monreal, Adán Augusto, Zaldívar, la plagiaria ministra, Yazmín Esquivel y otros, terminen de insacular en las listas para ministros, magistrados y jueces, a sus patiños y serviles.
Se perdieron pues la formalidad, la sensibilidad política y la razón democrática que implica gobernar para todos. Aquí aplica la máxima de Luis XIV: “El Estado soy yo”. Pero, como si fuera un juego perverso y de dobleces, cuando la crisis con el gobierno norteamericano asomó hace unos días, se pidió la unidad del pueblo de México. ¿A qué pueblo se referían? A los 35 millones que votaron por Morena o también a los adversarios, neoliberales, conservadores, aspiracionistas, clases medias y todos los que han sido estigmatizados por la 4T, gobierno y corifeos.
Dicen en mi tierra que ven el temblor y no se hincan. La soberbia les ha llevado a olvidar que uno de los ejes del enfriamiento en nuestras relaciones con los Estados Unidos, ha sido la Reforma Judicial. El ex embajador Ken Salazar dijo una y otra vez, que dicha reforma la afectaría. Se puso en pausa un mes el tema de los aranceles. ¿Es un triunfo del gobierno de México? No. Esta amenaza y otras persisten.
¿No sería mejor que tomen las cosas con mesura, sin tanto incienso ni panegíricos, ante una crisis que, sin fatalismos, tiene muchas aristas, entre ellas el terrible impacto en nuestra economía y en la propia estabilidad política? Al tiempo. (JPA)