Opinión 

El comentario de hoy, martes 10 de octubre 2023

Una buena noticia se dio la semana pasada: el presidente de México anunció que el 29 de noviembre próximo será inaugurada la carretera a la Costa, tramo Barranca Larga-Ventanilla. Esperemos que no sea una promesa fallida más. El pasado 17 de septiembre, el ejecutivo federal y el gobernador Salomón Jara, hicieron algo así como el viaje de prueba del Tren Transístmico. Desde luego que no se trata de cumplir un viejo anhelo. Las vías existen desde 1907, cuando fue inaugurado el Ferrocarril de Tehuantepec, por el general Porfirio Díaz.

Sin embargo, no se trata de descalificar. Es bueno que dicha vía se haya reactivado y que el proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, siga consolidándose como un eje del desarrollo regional. Al menos así ha sido considerado por los organismos empresariales, uno de los cuales lanzó el pasado 20 de septiembre, la llamada “Iniciativa Oaxaca”. La misma considera a nuestro estado como un territorio fértil para la inversión nacional y foránea.

En la firma de dicha iniciativa estuvo presente el Embajador de los Estados Unidos de América en México, Ken Salazar, que en reiteradas ocasiones ha venido a Oaxaca para abrir camino y valorar las condiciones en que empresarios norteamericanos puedan aterrizar sus inversiones en este proyecto estratégico que, para los especialistas, ampliará el espectro comercial entre Asia y América del Norte. En efecto, la región istmeña está hoy mismo a los ojos del mundo, como un espacio idóneo para las inversiones en áreas y rubros estratégicos.

No obstante, así como el sector empresarial ve al Corredor Interoceánico como un factor de crecimiento, generación de empleos, riqueza y desarrollo, los grupos delictivos y algunas organizaciones sociales, también lo tienen en la mira. Unos para explotar el tráfico de químicos que podrían proceder de Asia vía Salina Cruz, igual que en puertos como Manzanillo o Lázaro Cárdenas y los clásicos redentores, para seguir extorsionando con la sobada bandera de la lucha social.

Al menos 6 mil elementos de la Secretaría de Marina/Armada de México, se sabe, tratan de mantener la seguridad en la zona, aunque esto ha sido una utopía. Matías Romero, Juchitán, Salina Cruz, Santa María y Santiago Petapa, Mixtequilla y otros, son paraísos criminales. A ello hay que añadir la sobada costumbre de bloquear carreteras así sea por motivos particulares. De este acoso pueden dar cuenta las empresas que manejan los 28 parques eólicos, que producen el 62 por ciento de esa energía en el país.

El reto para el gobierno de Salomón Jara pues, no es simple. Para atraer inversiones nacionales y foráneas se les debe dar certidumbre y confianza. En la estrategia de seguridad que ha manejado el gobierno de la Primavera Oaxaqueña, el Corredor Interoceánico debe tener prioridad, pero también la ruta política para inhibir las acciones de chantaje y presión que, pese al llamado del actual régimen para no bloquear, ha hecho que dicha práctica se convierta en el modus vivendi de muchos. (JPA)

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