Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 7 de marzo 2024

A los grandes desafíos que tiene Oaxaca: pobreza, rezago educativo, problemas de salud y otros, hay un lastre más: un abultado directorio de organizaciones sociales; un verdadero látigo para gobierno y ciudadanía. Durante las pasadas tres administraciones, el número creció hasta rebasar las 350. Y todas, todas, a gritos y sombrerazos medran del presupuesto estatal. Es más, en el Presupuesto de Egresos, nuestros flamantes diputados y diputados les etiquetan recursos millonarios.

Pero, ¿cómo llegamos a esta lamentable situación? Es simple. Las organizaciones sociales, sin excepción, se convirtieron en el gran negocio de dirigentes y promotores. Su método de extorsión es el chantaje, cristalizado en el bloqueo a carreteras, vialidades y oficinas La amenaza y la presión les han abierto las puertas, además, claro, de la intimidación y la connivencia. Por ejemplo, en el gobierno de Alejandro Murat, dirigentes y ciertos funcionarios iban de la mano. El botín millonario que conseguían a través de bloqueos y demás, se lo repartían.

Los mismos funcionarios eran, a su vez, incendiarios y bomberos. Alentaban las movilizaciones y el chantaje, pero lo apagaban con recursos públicos. Era pues, un boyante negocio, a espaldas de la ciudadanía, que es quien recibía y hoy mismo recibe los latigazos. Hay funcionarios de la actual administración que saben a la perfección cómo opera el negocio. Sin embargo, llamó la atención que, al inicio de la actual administración, el titular de la Secretaría de Gobierno, advirtiera que no todas las organizaciones estarían en el radar gubernamental para recibir apoyos.

No obstante, siguen apareciendo como chinches, membretes y más membretes. La semana anterior, amén de la consabida movilización de esos maestros del chantaje y la extorsión aglutinados en el llamado Cártel 22 y de esas marionetas movidas con abierto interés político, de la Coordinadora de Estudiantes Normalistas del Estado de Oaxaca (CENEO), hubo otros especímenes que amenazaron la estabilidad y la paz social. Uno fue el Frente Popular Revolucionario (FPR), el mismo que, en el pasado, recibía cientos de millones de pesos y quiere seguir recibiendo la misma bolsa, tomando como bandera demandas sociales y a sus ex dirigentes asesinados.

Pero hubo otro, que movió a risa. Se trata de un membrete más, supongo que de reciente manufactura: el Movimiento Oaxaqueño de Izquierda Democrática -MOID-, uno de cuyos dirigentes o vocero, lanzó amenazas a través de un video. Cual líder criminal emplazó al gobierno estatal a responder a las demandas de sus bases. ¿Cuáles bases? ¿A quiénes representan? Se trata, sin duda, de un demagogo que quiere incrustarse en el negocio del chantaje. La respuesta del gobierno de Jara fue contundente. Aplicarle la ley. (JPA)

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