Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 6 de junio 2024

Algo tiene que hacer la sociedad civil organizada, los padres de familia y las autoridades municipales, para emprender una cruzada de concientización respecto a esa amenaza permanente en que se ha convertido el llamado magisterio “democrático” afiliado a la CNTE. Los oaxaqueños no podemos seguir presas del chantaje, la mediocridad y sometidos por una casta de dirigentes que, siguen con su labor de zapa afectando la educación, la economía, la gobernabilidad y la paz social.

La indolencia, incapacidad y complicidad del gobierno federal, para dar una respuesta enérgica a este sector minoritario del magisterio en el país, son más que evidentes. En el ámbito estatal nunca se había visto que fuera la misma Secretaría de Gobierno quien difundiera, vía redes sociales, advertencias para que el ciudadano no circule por los cruceros, carreteras o sitios en donde el magisterio chantajista, habrá de “accionar”, palabra usual en su verborrea.

También los sectores productivos como los organismos empresariales, transportistas, prestadores de servicios, locatarios, etc., deben levantar la voz, no sólo en los medios de comunicación, para quejarse de plantones, bloqueos a terminales de autobuses y Aeropuerto, con sus graves daños colaterales, sino mostrar el peso que tienen. En 1977, cuando el Movimiento Democrático de la UABJO comenzó a desbordarse con la explosión de petardos en ciertos negocios, comercio y mercados cerraron operaciones.

Tal parece que, a 44 años de que inició está permanente amenaza a nuestros derechos civiles, ya nos acostumbramos a lamer la coyunda que, un grupúsculo de líderes demagogos y corruptos nos siguen imponiendo. O acaso alguien en su sano juicio cree genuino un movimiento que negociando por debajo de la mesa y despotricando por el otro, mantuvo la amenaza de boicot de la pasada jornada electoral. Hasta el más ingenuo sabe que el magisterio, manipulado por sus dirigentes, opera como sicario o palero electoral.

Es inconcebible que, justo cuando empieza el período de evaluaciones en educación básica, para concluir el ciclo escolar a principios de julio, los aguerridos mentores sigan echados en la calle como animales, durmiendo al mediodía, en medio de ese gigantesco tianguis al que llaman plantón. Ahí hay que buscar las causas del rezago educativo, la dilación para la entrega de certificados, el atraso para que los educandos puedan continuar sus estudios.

Estoy convencido de que nadie, por las causas que sean, justas o no, debe tomar como rehén a la educación que imparte el Estado, muchos menos, cerrar escuelas y dejar sin clases a cerca de un millón de alumnos en Oaxaca. El lugar del maestro está en el salón de clases y en su centro de trabajo, no en la calle gritando consignas que nada tienen que ver con la responsabilidad docente que, en mala hora, les fue confiada. (JPA)

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