El comentario de hoy, jueves 6 de julio 2023
Una acción, sin duda loable, fue la recuperación del espacio cultural conocido como MACO, ubicado en el corazón del Centro Histórico. La semana anterior, el gobierno estatal rescindió el contrato de comodato que mantenía en dicho espacio, con la asociación civil denominada: “Amigos del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca”.
Si la memoria no me falla, dicho museo fue fundado por iniciativa del fallecido maestro Francisco Toledo, lo cual devino de un convenio tripartita suscrito en 1990 o 1992, entre el gobierno estatal, el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Asociación “José F. Gómez”, que presidía el artista juchiteco.
Desde la llegada del ex gobernador Diódoro Carrasco, incluso como candidato a la gubernatura, en 1992, un grupo de pintores, a quienes se les llamaba con eufemismo “intelectuales”, se convirtió en una especie de poder fáctico en las decisiones de gobierno. Es más, varios de ellos tuvieron una participación definitiva en los lineamientos del Plan Estatal de Desarrollo, en el rubro de cultura. Cualquier decisión oficial tenía prácticamente que ser consultada. Nada que pasara sobre los intereses de esta élite.
Eran convidados de primera fila en los eventos oficiales; en comidas; visitas presidenciales. En el rescate del ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, no pasaron desapercibidos, también metieron su cuchara. Por esos años nació el club de amigos del MACO. Y en virtud del convenio que se había suscrito con el INBA y la asociación que presidía el maestro Toledo, el gobierno estatal no fue omiso en el apoyo económico para el referido museo. Sin embargo, todo apunta a que era una ínsula aparte. Directores y funcionarios eran designados sin tomar en cuenta al gobierno o la dependencia responsable: la Secretaría de Cultura y Artes.
A raíz de la pandemia y de un tema laboral, que los medios difundieron ampliamente, el citado espacio cultural fue cerrado al público, sin embargo, hay razones para afirmar que no lo estuvo del todo. Empleados despedidos, luego de reclamar el pago de sus salarios, mostraron en su momento elementos gráficos para probar que había visitas guiadas y hasta la renta de ese bellísimo edificio colonial, para eventos no precisamente de carácter cultural. Pero, serán las autoridades las que tengan que investigar.
Será tarea, asimismo, del gobierno estatal, verificar el estatus legal del citado museo, del espacio que lo alberga y de su acervo de obras de pintura, gráfica, escultura y documental. Es posible que algunas sean de colecciones particulares. De ser el caso, ponderar la situación y, siguiendo la filosofía de su principal promotor, devolverlo para el disfrute de los oaxaqueños y de los visitantes del país y el extranjero, que llegan con ese propósito. Si lo que se trata es de meter orden en dichos espacios culturales que, paradójicamente, han devenido cotos de poder particular, pero siempre anclados en el apoyo económico de las autoridades, la acción de este gobierno ha sido un buen inicio. (JPA)

