Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 4 de julio 2024

En donde tal parece que el tiempo se detuvo y se repiten los moldes del pasado es en la Secretaría de Movilidad. Sin duda alguna, su titular, Claudina de Gyves se ha dado cuenta que, haber sido la creadora e impulsora de ese esperpento de proyecto, llamado Ciclovía, que sólo ha servido para colapsar la vialidad urbana, no era mérito suficiente para estar al frente de una dependencia como la que le fue asignada.

La capital se ha convertido en escenario cotidiano de golpizas. Operadores del transporte en plena faena contra sus similares, tomando la calle como arena pueblerina. Taxistas contra automovilistas. Robos y asaltos; cobros indebidos, alcances y accidentes. Las calles como pistas de carreras de chalanes convertidos en operadores. ¿Su justificación?  Perrear el pasaje para llevar buena cuenta al patrón.

De los accidentes del transporte foráneo mejor ni hablar, igual que el manoseo o toqueteo a usuarias. El sobrecupo o la falta de documentación. Y en las oficinas centrales, los servidores públicos de mandos medios en la milonga, durmiendo en sus escritorios, en el mejor de los casos; en el peor, chupando en La Poblanita. Lo peor de todo es que aquí no pasa nada. Aparte, claro de la consabida falta de placas y tarjetas de circulación o de meses de espera para obtener una licencia de conducir.

Ha pasado un año y siete meses del inicio del gobierno de la Primavera Oaxaqueña, esto es, ha transcurrido ya un período razonable para la llamada “curva del aprendizaje”. Que no nos vengan con el cuento de que la culpa es de los de atrás. Alguien dijo una vez: si no pueden, renuncien. La verdad es que no vemos absolutamente ningún cambio en este rubro. El trasporte público concesionado, una vil chatarra. Y una nube de pequeñas unidades que, cual hormigas, entran y salen de la ciudad sin control.

Sin duda alguna, el jefe del ejecutivo estatal tiene que exigir resultados, eficacia y responsabilidad a los y las titulares. Y los y las aludidas responder a las expectativas y directrices de la actual administración. No es opción encogerse de hombros y cerrarse a todo lo que la ciudadanía ve. Los oaxaqueños esperamos más y no la mediocridad que se ha dado en el manejo de algunas dependencias, como los Servicios de Salud y Movilidad, por sólo señalar dos.

Cada funcionario o funcionaria debía tener claros los retos que había de enfrentar al asumir la titularidad. Mucho más para la regulación y ordenamiento de esa cloaca llamada transporte. Y meter a todos al redil. Lo mismo al pulpo caminero que a organizaciones sociales y sindicatos. En un sistema concesionado no debe haber privilegios, sean concesionarios u operadores. Ya es tiempo de darle a los oaxaqueños un transporte digno y decoroso. (JPA)

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