El comentario de hoy, jueves 4 de julio 2019

Finalmente se dio el esperado relevo en la Secretaría de Seguridad Pública la semana anterior. Rumores iban y venían, hasta que al fin el ejecutivo estatal decidió remover al anterior titular y designar a su sustituto. El panorama que éste se encuentra en torno a la seguridad pública es preocupante. Se entiende que no se trata de personas sino de instituciones. Más de 350 homicidios dolosos en lo que va del año y cientos de feminicidios, no es una nota laudatoria.
Si bien las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública han sido benévolas con Oaxaca, al considerar que no somos una entidad en extremo insegura, las cosas vistas de cerca no son nada halagüeñas. El problema –creemos- no se ha atacado de raíz. Tal vez por ello en los informes del Grupo de Coordinación Oaxaca en materia de seguridad sólo se abordan temas de menor relevancia: personas detenidas en el operativo alcoholímetro, automóviles con reporte de robo asegurados, armas decomisadas, etc. Nada de homicidios. ¿Por qué? Obvio, les mete ruido.
Recordamos que a principios de junio del año pasado, a raíz de un sonado triple homicidio en Juchitán de Zaragoza, se puso en marcha un operativo de seguridad. Un mecanismo similar se montó en Tuxtepec, señalada como una de las ciudades más violentas del país. Los resultados fueron limitados, más bien nulos. No obstante la inseguridad y las demandas ciudadanas, no se ha podido paliar ese flagelo. Se dijo que la Guardia Nacional arribaría ahí con prioridad. Pero apenas se anunció su despliegue. Mientras, seguimos igual o peor.
Los operativos de vigilancia, de prevención y disuasión no se han dado ni siquiera en la ciudad capital. Los robos, asaltos y fechorías están a la orden del día. Ello ha motivado la detención de delincuentes y los intentos de linchamiento. Antes y durante el llamado gobierno de la Cuarta Transformación las estadísticas de crímenes siguen creciendo sin control alguno. Las Fuerzas Armadas que han contribuido al combate a la delincuencia, ahora tienen otras tareas: proteger a México del flujo de indocumentados, escoltar camiones cisterna de gasolina y hasta distribuir libros de texto.
Menuda tarea pues tiene el nuevo titular de la Secretaría de Seguridad Pública. El escenario que se encuentra requiere de dedicación, profesionalismo y capacidad. No es tarea fácil, sobre todo devolverle a la ciudadanía la confianza en las instituciones. O por desconocimiento o desarraigo en Oaxaca, que el tema de inseguridad no se vea como algo superficial, sino como un flagelo que sigue minando al estado y al país. (JPA)