El comentario de hoy, jueves 31 de marzo 2022
Estamos ya en tiempos de sequía, por tanto, de racionamiento de agua potable por parte de los organismos oficiales que manejan el vital líquido. Cada año la problemática se hace más compleja. La población crece, igual que la mancha urbana y la necesidad de servicios básicos. Y gobiernos estatales y locales van y vienen, sin que se pongan diques a dicho crecimiento o al menos, perfilar un proyecto de suministro del vital líquido a largo plazo para una población en expansión.
Hace tal vez una década fracasó aquel proyecto denominado “Paso Ancho”, del que ya hemos comentado en ocasiones anteriores en este espacio radiofónico. Tenía como propósito traer agua potable desde una presa que se construyó a medias, en los límites de San Vicente Coatlán y Sola de Vega. Ello se haría a través de un acueducto de 85 kilómetros de largo, que iría paralelo a la súper carretera a la Costa. Obvio, resultó una triste ficción, pues ni fue factible, menos la citada vía ha sido concluida.
Adolecía, además, de problemas de impacto ambiental y, lo de siempre, el tema agrario entre las comunidades involucradas que, como lo hemos visto en los últimos tiempos, ahí la muerte tiene permiso. Después de “Paso Ancho” no se ha sabido algo de algún otro proyecto más o menos viable. El tema es a menudo soslayado por los gobiernos, como si el agua para vivir fuera un asunto de menor importancia. Para contrarrestar los efectos de la sequía, el gobierno ha hecho inversiones. Sin embargo, no ha contado con factores que inciden en la sequía citadina. Uno de ellos, el huachicoleo de agua.
Decenas de fraccionamientos habitacionales se han construido, sin garantizarle a los vecinos ni el suministro del líquido ni, mucho menos, plantas de tratamiento. Hoy, la sequía muestra una faceta de la realidad; mañana pasado, las lluvias mostrarán la otra cara. En la capital hay factores adicionales que contribuyen a hacer más patética la temporada: el robo impune de tapas de alcantarillas y el de medidores de agua. Esto se viene realizando desde hace años, mientras las autoridades de seguridad hacen mutis. Las alcantarillas sin tapas generan acumulación de basura. Cuando llega la temporada de lluvias, las inundaciones serán la consecuencia de este robo. El hurto de medidores y el cobre que le acompaña, genera fugas de agua. Es increíble que los responsables sigan delinquiendo impunemente. Y no sólo los que roban, sino también quienes compran los productos del hurto. Ambos actúan en complicidad, como la que se percibe en aquellas dependencias que por omisión o irresponsabilidad no actúan. (JPA)