Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 27 de junio 2024

Después de una prolongada sequía, nuestro estado y, particularmente la capital, resentimos la semana anterior, los coletazos de la tormenta tropical “Alberto”. Y de nuevo, el cuento de nunca acabar: calles y avenidas inundadas; vehículos casi nadando en esporádicas albercas; daños en viviendas y, particularmente, pérdidas económicas de los ciudadanos.

Otra vez, las emergencias atendidas por el Heroico Cuerpo de Bomberos, el Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y organismos de Protección Civil, ubicados en zonas con alcantarillas sin mantenimiento, tapadas por basura y obras malhechas. Es cierto, no son situaciones cuya responsabilidad puedan ser atribuidas al gobierno actual. Es la dejadez, apatía e irresponsabilidad que viene detrás y que le explota al actual. Ello no obsta para señalar que, la inexperiencia e incapacidad de algunos funcionarios, contribuyen a este mapa de siniestros.

La paradoja de todo esto es que, luego de estar así literal, muriéndonos de sed, en estos días ha llovido a cántaros y el agua corrido con singular fuerza. ¿Hacia dónde? Pues hacia los tubos de drenaje y los desagües, dado que no existe en la capital y el área conurbada una red por donde circule el agua de lluvias, menos presas o acequias en donde estos miles de metros cúbicos de líquido puedan almacenarse y paliar las temporadas de sequía.

Hace unos meses, los medios dieron cuenta de un proyecto del ayuntamiento capitalino para hacer frente a la escasez del vital líquido. Se habló de una “ciudad esponja” y de ciertos lugares en donde sería factible captar el agua de lluvia. Estamos en plena temporada de huracanes y no se ve, por ningún lado, que alguien trabaje en el citado proyecto, menos después de la resaca electoral.

No soy especialista en el tema, pero es innegable la necesidad de recurrir a los expertos para perfilar proyectos viables en materia hídrica. No invenciones ni ocurrencias. Hace algunos meses comenté sobre la extraña desaparición de la presa “Rompe picos” y de la urgencia de indagar sobre el destino del predio. Asimismo, de darle vida a viejos programas que llevaron a cabo gobiernos priistas, hoy pintados de Morena, como “Lluvia, tequio y alimentos” o “Atajar el agua a como dé lugar” que, en su momento, tuvieron buenos resultados.

Se trata pues, de ir en tres vertientes: por un lado, hacer una inversión pública para corregir los defectos o malas obras, en nuestra red de drenaje y alcantarillado capitalino; crear conciencia o, en su caso, sancionar, el depósito de desechos sólidos en las alcantarillas y, finalmente, aprovechar de las temporadas de lluvias su generosidad, pese a los daños colaterales que trae consigo, para que el vital líquido que generan, no se pierda y sirva para los tiempos de emergencia. (JPA)

Leave a Comment