El comentario de hoy, jueves 23 de octubre 2025
Respecto al tema de la seguridad pública, ha vuelto de nueva cuenta el cuento aquel de que somos la quinta entidad más segura del país. Las estadísticas maquilladas –o cuchareadas, como se dice en la jerga política- son, como en este caso, lo contrario a la percepción ciudadana, que tiene, como dijera López Obrador, “otros datos”. La seguridad implica no sólo estar a salvo de las acciones criminales, de la extorsión, derecho de piso, robos, secuestro y otros ilícitos, sino también del derecho como sociedad a vivir en paz.
Mantener el Estado de Derecho es aplicar la ley sin distinciones. Es cumplir con el mandato constitucional de mantener firme el espíritu de la norma. Y en ello, el derecho ciudadano a circular libremente tal como lo establece la Carta Magna. Atentar contra las vías generales de comunicación es un delito. Por tanto, no puede hablarse de seguridad con una sociedad eternamente secuestrada por grupos que dicen defender sus derechos gremiales, vulnerando el de las mayorías.
Por otro lado, la semana anterior se dieron dos escenarios en donde, en plena vía pública y a la luz del día, salieron a relucir armas de fuego. Y una vez más, como ha ocurrido en los últimos años, los protagonistas tienen que ver con sindicatos del transporte. Siempre nos hemos preguntado: ¿Y quién les ha dado la potestad para asumirse poderes fácticos que presuman estar fuera o más allá de la ley?
Obvio, no es una gratuita concesión sino la complicidad de las autoridades. Ya es común ver caravanas escoltando camionetas de modelo reciente por la capital o el área conurbada, sin que autoridad alguna les marque el alto. Si se consultan archivos o fuentes hemerográficas de los últimos veinte años, se encontrará un catálogo de asesinatos y ejecuciones en las que dichas confederaciones y sindicatos, estarían involucrados.
Se han dado hechos graves, como la balacera que dejó al menos 6 muertos, el 8 de octubre de 2024 en la Colonia Reforma, que como en aquella antigua serie de suspenso: “nadie sabe, nadie supo y nadie sabrá”. Y aunque en menor magnitud, se han dado otros hechos en los que la violencia conlleva la lucha por territorios o cotos de poder.
Concejales del mismo ayuntamiento de Oaxaca de Juárez han subido información gráfica y videos de la inseguridad que atraviesa la capital. Los cristalazos se ha vuelto comunes en pleno Centro Histórico. Hay que dejar atrás pues, ese disco rayado de que somos un remanso de paz, que viene desde décadas pasadas. Hay mucho por hacer en el tema y ése es el reto de las autoridades. (JPA)

