Opinión 

El comentario de hoy, jueves 20 de octubre 2022

La ciudad de Oaxaca, hoy en día convertida en basurero a cielo abierto, padece los síntomas propios del abandono, la apatía y la irresponsabilidad oficial. Sin una política clara y eficaz de comunicación ante la sociedad, el gobierno municipal sigue sumergido en el secretismo, los trascendidos o los rumores. Además, claro, de rubros complejos como la inseguridad, la anarquía en el comercio en la vía pública, los baches y la vialidad, entre otros males.

Siempre hemos dicho: no es lo mismo ganar elecciones que gobernar. En breve se cumplirán diez meses de gobierno y sólo se han escuchado quejas y buenas intenciones. No se ven por ningún lado obras, programas sociales, atención a agencias y colonias. En la vialidad sigue la impunidad en las dobles filas, apartar lugares y una caótica circulación, no sólo en el Centro Histórico, sino en toda la ciudad. Se habla de disminución de elementos en las filas policiales, de armamento obsoleto, de pobreza presupuestal.

Todo se ha remitido a declaraciones banqueteras o de bote-pronto, pero tampoco se perciben por ningún lado las líneas o ejes rectores de un plan municipal de desarrollo, sino sólo pinceladas coyunturales, es decir, como van saliendo las broncas se va definiendo cómo afrontarlas. En dos semanas, estarán ya los festejos del “Día de Muertos” y, una vez más, el turismo encontrará una ciudad convertida en paisaje lunar. Pero tal parece que aquí no pasa nada.

El tema de la basura era un problema largamente anunciado. Hubo una prórroga por parte de los dirigentes de la agencia y colonias ubicadas en inmediaciones del tiradero municipal, por tres meses. Pero se le apostó a una nueva negociación. Obvio, no hubo tal. Y se han emitido una y muchas declaraciones: “que ya hay un terreno”, “que se habrá de solicitar un nuevo préstamo para su adquisición”, “que se pretende adquirir compactadoras de basura” y, lo último, que se le pedirán recursos al gobierno estatal para comprar el nuevo predio donde funcionará el relleno sanitario. En tanto se dan cualquiera de dichos propósitos o esperanzas, es la ciudadanía la que sigue recibiendo los latigazos de la falta de recolección y de los efectos colaterales de una política ineficaz, de simulación y nulos resultados. Hay muchas opciones que especialistas han sugerido para el manejo de los residuos sólidos. Pero se sigue la política de allá arriba: seguir navegando en la ignorancia y la cerrazón, sin reparar en la crítica. Se apuesta a que, el pueblo sabio, aunque sufrido y vejado, siga lamiendo la coyunda por la inmediatez y la mediocridad de sus autoridades. (JPA)

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