El comentario de hoy, viernes 20 de julio 2018
Estamos ya en pleno auge de los festejos de julio. Ferias por aquí y por allá. Convites, calendas, sabores, colores y demás. Oaxaca es única y excepcional. La segunda ciudad más bella del mundo, según Travel Leisure, después de San Miguel de Allende, Guanajuato. Sólo hay que darse una vuelta por la tarde/noche, por el Andador Macedonio Alcalá para percibir que nuestra capital tiene un imán poderoso, que atrae por igual a mexicanos que extranjeros.
Sin embargo, hay quienes en verdad están obnubilados en afectar por el simple placer u obsesión de hacerlo, a una de las fuentes probadas de la economía local: el turismo. ¿Cuál es el móvil de esta paranoia u obsesión? En la ideología torpe y acartonada de esos movimientos sociales ya extintos, el turismo es un placer de burgueses. Es decir, sigue permeando el mundo maniqueo de los buenos y los malos; la dualidad marxista de la burguesía y el proletariado; del patrón y el trabajador; del explotador y el explotado. Y el magisterio ha tenido en ello un papel protagónico.
La semana pasada el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, ratificó ante los futuros legisladores la iniciativa de abrogar todo lo que concierne a la Reforma Educativa. Sin embargo, Esteban Moctezuma, quien se perfila para la Secretaría de Educación Pública, subrayó que la evaluación va y que en todo lo que compete al servicio profesional docente, habrá cambios, en los que se habrá de privilegiar la capacitación. Todo ello en función de mantener al maestro frente al grupo.
Me pregunto: ¿de qué echan los maestros las campanas al vuelo, cuando al parecer se terminaron los privilegios, los salarios fuera de norma y el desapego a la actividad docente? La educación que imparte el Estado no puede seguir como hasta hoy. La cruzada contra la corrupción que ha declarado el presidente electo, tiene también impacto en el sector educativo, porque devengar un salario sin estar frente al grupo también es corrupción. Y ello no es atentar en contra de los derechos laborales o de la libre manifestación de las ideas. Que esto es otra cosa.
Presumo pues, que con el arribo del gobierno que ganó en una histórica contienda, se acabaron los privilegios y zapatero a tus zapatos. Si López Obrador ha puesto como eje de su gobierno la lucha anti-corrupción y la extinción de la mafia del poder, es tiempo que los dirigentes del llamado Cártel 22, echen sus barbas a remojar, porque nada es para siempre. Ya estuvo bien de puro activismo y poca docencia; de rezago educativo y dejar el aula por la protesta callejera. (JPA)