El comentario de hoy, jueves 18 de julio 2019

El turismo es si acaso, una de las únicas fuentes de divisas que tiene el estado. No somos una entidad industrial, tampoco grandes productores agrícolas. La llamada industria sin chimeneas, es decir, el turismo, es una bocanada de aire fresco a nuestra precaria economía, sobre todo en temporadas como ésta: los festejos del mes de julio.
Es posible que muchos no lo entiendan así. Sobre todo aquellos que hacen cuanto pueden para dar una pésima imagen del estado. En plena temporada vacacional y durante siete días fue el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca –el STEUABJO- quien se dedicó a fastidiar no sólo a la ciudadanía, sino a los visitantes. Un tema particular –el famoso bono “de no actuación- totalmente ilegal, fue el pretexto para bloquear calles y oficinas.
No faltaron en estos días también, quienes ya encontraron su mina de oro en la caseta de cobro de Huitzo. La eterna postal oaxaqueña. Atracar a los automovilistas y transportistas. No por una causa, sino para meterse lana en el bolsillo. Un vil robo que, por lo visto, seguirá impune, pues ya se convirtió en una especie de institución.
El conflicto entre comuneros de San Dionisio Ocotepec y un particular, que presume algo más que conflicto de tierras, derivó asimismo en bloqueo carretero. Este método abominable –ya lo hemos dicho- se sigue practicando de manera impune. Que terceros paguen los platos rotos de conflictos ajenos. Miles y miles de vehículos varados en ambos lados de la vía, ante la cerrazón por un lado de las autoridades para dialogar y, por otro, de los involucrados en el problema.
Hay pues una tendencia nociva y hasta perversa, de arremeter no sólo en contra de la ciudadanía local, acostumbrada ya al chantaje, sino de los visitantes, cuya derrama económica –ya lo dijimos- representa un respiro para un importante sector de la sociedad que vive del turismo. Esto se ha exacerbado porque no existe entre las autoridades el intento siquiera de aplicar la ley. A la fiesta tradicional de convites, calendas, bailes y danzas, hay una paralela: la de los clásicos vividores de la llamada lucha social, sindicatos, comuneros, atracadores de casetas y otros, que perviven de las dádivas oficiales o del chantaje. ¿Cambiará algún día este estado de cosas para hacer del turismo un factor de alivio económico que beneficie al estado? ¿Habrá leyes que castiguen el daño a terceros y sancionen a quienes utilizan esos métodos abominables? Sinceramente lo dudo. (JPA)
