El comentario de hoy, jueves 15 de junio 2023
Alguien dijo hace muchos años, que las carreteras de Oaxaca eran las más caras del mundo. A lo mejor exageró, pero no le faltó algo de razón. Hay una soterrada costumbre en muchas de nuestras comunidades en sacar dinero por todo. Entre más tarda una obra, es mayor el atraco. Cada autoridad municipal y comunal cobra el derecho de vía. Vienen los nuevos, cada uno por uno, dos o tres años, y vuelven a cobrar. Todo ello, además de la construcción de un entronque, iglesia, palacio municipal y una y mil peticiones.
Amén de constructoras que no han cumplido; de elevados costos por la dilación de la obra, desde al menos quince años; de los cambios de gobierno y las promesas presidenciales fallidas, la carretera a la Costa ha padecido el chantaje y la extorsión de autoridades, vivales y hasta de diputados federales. Es el caso de la agencia de San José Cieneguilla, municipio de San Sebastián Coatlán, distrito de Miahuatlán, que han mantenido y amenazado con un bloqueo indefinido en la citada vía.
Entre sus exigencias figuran: pavimentación de calles, liberación de concesiones de transporte, puentes, ampliación de red eléctrica, además del oro y el moro. Más aún, pidieron 50 millones de pesos en efectivo, que se repartirían entre los participantes en el bloqueo y el pago por derecho de vía desde 2008. La pregunta es: ¿cuántas veces lo habrán cobrado? Se trata de una penosa y burda extorsión, que el gobierno, con todo el derecho que les asuma por su posición de indígenas, no debe permitir. Fueron tan obvios que hasta lo plasmaron en su acta de asamblea.
Hace poco más de un mes, elementos de la Marina/Armada de México liberaron la vía férrea en el tramo Mogoñé-Vixhidu, comprendido en el proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Vecinos de comunidades del Bajo Mixe, militantes de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo –UCIZONI- mantuvieron el bloqueo durante dos meses. El mismo presidente López Obrador dijo en una de sus conferencias de prensa mañaneras, que exigían 30 millones de pesos por liberar la vía. La cifra la fueron rebajando hasta los 5 millones. Es decir, grandes proyectos carreteros, de desarrollo económico y beneficio colectivo a merced de la ambición de grupúsculos y autoridades voraces. Hay razón: en el atraso y rezago ancestral que padecemos hemos contribuido los mismos oaxaqueños. Somos enemigos de todo aquello que también nos beneficia. Lo que sorprende es que aquellas comunidades que han estado refundidas e incomunicadas por siglos, pretendan con estas acciones, seguir sumergidas en el atraso y lamiendo la coyunda de titiriteros que buscan a través de formas tan burdas, sacarle lana al gobierno. (JPA)