Opinión 

El comentario de hoy, jueves 12 de octubre 2023

La inseguridad que prevalece en el municipio de Oaxaca de Juárez, no es un asunto menor. Si bien es cierto que este rubro es un flagelo nacional, ello no obsta para que, en su ámbito de competencia, el gobierno local siga omiso en cumplir lo que le compete como responsable de la seguridad ciudadana. Hace unos meses, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía –INEGI- publicó un dato preocupante: siete de cada diez capitalinos se sienten inseguros.

Hace unas semanas, una casa encuestadora incrementó la cifra a ocho citadinos. Delitos como homicidio doloso, asaltos a comercios y transeúntes se han incrementado. Pero, para el gobierno local vamos viento en popa. Tiene al menos diez días, en que una mujer de la tercera edad, al resistirse a un asalto en la Colonia Reforma, fue atacada en el cuello con arma blanca. Justo a esa hora, vecinos de las calles de Morelos y Tinoco y Palacios protestaban contra la apertura de una cantina.

Algunas agencias municipales como San Martín Mexicapan, se han convertido en mataderos cotidianos. El fin de semana antepasado, una pareja fue ejecutada. No pasaron ni dos días cuando un empleado municipal, presuntamente despachador de las góndolas de basura que se envían fuera del estado, corrió la misma suerte. Pasó sólo un rato para que un nutrido grupo de policías se apersonara en el lugar. Obvio, sólo fueron espectadores.

Lo paradójico es que los mismos elementos que operan en la Secretaría de Seguridad Pública, Vialidad y Protección Civil Municipal, no han escapado de estos escenarios violentos. El miércoles 4 de octubre se difundió un video, en el que dos policías viales fueron atacados a golpes por un par de energúmenos, cuando les marcaron el alto por conducir en estado de ebriedad. Tuvieron que soportar la golpiza antes de que se apareciera la Policía Municipal, para cobrar la afrenta y detener a los rijosos.

El pasado domingo 8 de octubre se cumplió un año del cierre del relleno sanitario municipal que se ubicaba en jurisdicción de la Villa de Zaachila. Y seguimos en las mismas. Ni terreno ni proyecto para el depósito de la basura, luego de la fallida construcción del Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos en San Lorenzo Albarradas. Sin embargo, se han erogado más de 250 millones de pesos para el traslado de la basura a depósitos certificados.

Pero, ¿cuánto se ha invertido en seguridad pública; en el avituallamiento de los cuerpos policiales; en armamento, capacitación y dignificación de los mismos? Si se sigue solapando a funcionarios que no han dado resultados, impuestos desde fuera y hasta con malas cartas de presentación, cuestión sólo de imaginar que el rubro de seguridad seguirá a la zaga de las prioridades del Honorable Ayuntamiento de la capital. En cambio, seguiremos perviviendo en un gigantesco tianguis y en un enorme congal. (JPA)

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