El comentario de hoy, jueves 11 de septiembre 2025
No obstante, la publicidad oficial en torno a que el tema de los baches en la capital ha tenido solución, resulta ser todo lo contrario. Las calles de la capital, excepto algunas avenidas o boulevares que fueron recientemente intervenidos, están hechas un desastre. Es evidente que lo realizado por el gobierno capitalino fue un trabajo deficiente, sólo para dar una buena imagen durante las fiestas de julio, pues con las lluvias de los últimos tiempos, los baches se han convertido en socavones.
Hay vialidades que son un completo desastre. Ahí se han quedado varados desde vehículos particulares hasta autobuses. Además, el mal estado y la cuasi desaparición de la carpeta asfáltica los ha convertido en cuellos de botella para el tránsito vehicular. Las redes sociales han sido plataforma de denuncia ante la apatía de las autoridades municipales para atender la demanda ciudadana que exige solución a este problema, que impacta a toda la Zona Metropolitana de la capital oaxaqueña.
Sin embargo, lejos de priorizar este rubro, algunos ediles de los municipios conurbados están más atentos en estar echándole porras al ejecutivo estatal, con el tema de la revocación de mandato, que atendiendo las exigencias de sus ciudadanos. A todo ello hay que agregar que el robo de tapas de alcantarilla sigue viento en popa. O el desgajamiento completo de andadores en ciertas zonas habitacionales, que exhiben la vulnerabilidad de las obras malhechas.
En el universo capitalino podemos decir que estamos peor que antes. Hay varios cruceros en donde el sistema de semáforos está totalmente paralizado. El riesgo de accidentes es el pan de todos los días. Hay bloqueos que ponen contra la pared a la ciudadanía, pero no se ven por ninguna parte los aprensivos agentes de vialidad municipal. Eso sí, hasta hacen bola en donde pueden fluir las mordidas y los cochupos. La inseguridad citadina es otro de los rubros preocupantes al menos para el ciudadano de a pie, que no a sus autoridades.
Pero en donde nadie les gana es en hacer bola y comparsa en los informes presidenciales en la ciudad de México o en la pasada toma de protesta de los ministros de la Suprema Corte de Justicia. Si hubieran pasado lista, ahí había de todo, desde legisladores, funcionarios, ediles y los clásicos matraqueros y oficiosos. Ese patético teatro de la política y de las multitudes delirantes que, al menos este primero de septiembre, convirtió a la tradición de nuestros pueblos originarios, en un espectáculo deprimente y vulgar. (JPA)