Opinión 

El comentario de hoy, jueves 10 de diciembre 2020

El primero de diciembre dio inicio el tercer año del llamado gobierno de la Cuarta Transformación y el quinto que encabeza el ejecutivo estatal. Algunos pensamos que el cuarto año sería el de los grandes logros y el de consolidar proyectos, pero no. La pandemia dio al traste y este año fue casi perdido para la administración estatal. El 2017 fue un año de desastres –como ya lo hemos comentado-, sequías, ciclones y sismos. Los años 2018 y 2019, fueron de reconstrucción. Y así, sin obras relevantes ni emblemáticas.

En el imaginario colectivo oaxaqueño no se ha trabajado como en otros sexenios, que fueron tal vez, menos problemáticos que éste, tipificado como inédito. El avance se percibe poco significativo. El mal fario no nos ha dejado. Es ocioso pues comparar los sexenios anteriores con éste. Con todos sus problemas y efemérides dolorosas como el 2006, con el conflicto político y social, o 2016, con el affaire Nochixtlán, no fueron obstáculo para el desarrollo de proyectos más o menos relevantes.

Sin embargo, en dos años ya concluye la actual administración. El tiempo apremia y los plazos se acortan. Entre los grandes proyectos que han sido un anhelo para los oaxaqueños figuran las carreteras a la Costa y al Istmo. Al menos la primera, según datos disponibles, avanza a pasos firmes. Ojalá que así sea. La del Istmo, parece caminar más lento. Ambas han estado aletargadas por muchos años. La primera casi diez años; la segunda, casi el doble. Durante ese tiempo, la Federación nunca respondió a nuestras expectativas. Una y otras empresas fracasaron.

Pero hay un nuevo proyecto que podría aliviar la caótica vialidad citadina. Es el Libramiento Sur, que este gobierno tiene en la mira. Y hay aún más que se quedaron a medias desde la administración pasada, como es el caso del llamado Sistema Integral de Transporte Urbano, que hoy en día refleja los síntomas del abandono y la negligencia. Decenas de autobuses yacen estacionados en algunos encierros, con un deterioro visible, en tanto que la mayoría de los paraderos han sido botín de vándalos y malvivientes. Una inversión millonaria no puede tirarse así, a la basura. De manera personal asumo que, de concretarse dichos proyectos en los dos años que le restan a la actual administración, dejarán entre la ciudadanía la idea de que, pese a los vientos en contra del actual gobierno, deja algo para la posteridad y como una huella de su paso por el mando estatal. Hago votos porque los referidos proyectos se concluyan y que las adversidades lo permitan. (JPA)

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