DELFINES Y TIBURONES. Isidoro Yescas.
Con reglas escritas no del todo claras y generalmente rebasadas por los cabildeos y la dinámica proselitista de los aspirantes, tanto en el PRI como en el PRD se mantiene el impasse sobre el desenlace de los procesos internos para definir el nombre del candidato a gobernador, tema que hasta ahora ha opacado la disputa que también se libra en ambos partidos por las candidaturas a las diputaciones y las presidencias municipales de 153 ayuntamientos.
Es evidente que en el PRI las viejas reglas no escritas para destapar al candidato se han modificado, por lo menos eso está ocurriendo con el caso de Oaxaca, y ese factor no solamente ha generado confusión entre la opinión pública sino también reacciones encontradas entre algunos grupos y aspirantes.
La sorpresiva renuncia de Alejandro Murat a la Dirección General del INFONAVIT no se ajustó al viejo estilo de destape de un candidato priísta y eso mismo frenó la “cargada” y alineamiento de los otros aspirantes, sobre todo de los antagónicos al muratismo, reacios a asumir que esta renuncia hubiese sido resultado de un arreglo entre el exfuncionario federal y el presidente de la república, Enrique Peña Nieto y, por tanto, la señal de que ya el destape se había consumado. Sin embargo, llamó la atención el silencio y la determinación del Director General de LICONSA, Hector Pablo Ramírez Puga, para no renunciar.
No fue el caso de otros aspirantes que, o han preferido continuar con su labor proselitista en espera de una señal presidencial más clara, o, como el caso de Eviel Pérez Magaña quien, además de solicitar licencia como senador, ha incrementado su precampaña para intentar demostrar que cuenta con mayores activos que Alejandro Murat para ser el candidato a la gubernatura. Y, en efecto, en algunas encuestas levantadas hasta el mes de noviembre el senador se había colocado como puntero en las preferencias electorales, sin embargo en las mas recientes, como la que aplicó el 12 de diciembre la encuestadora Gabinete de Comunicación Estratégica, Alejandro Murat ya aventaja por 8 puntos a Pérez Magaña.
Pero al margen de las encuestas, es del dominio público la cercanía del exdirector general del INFONAVIT con el primer círculo presidencial y con el propio grupo Atlacomulco. Y , al parecer, estos factores, así como sus atributos personales y políticos, son los que estarían cobrando mas fuerza para que en Los Pinos empiecen a cargar los dados a su favor.
No es el caso del PRD y de la coalición electoral que se pretende construir a partir de la postulación de un candidato a gobernador que surja de las filas de este partido, y en donde la tardía definición de reglas escritas y no escritas para los aspirantes ha complicado el procedimiento de designación que, en un descuido, puede dar pie a una nueva fractura, de mayor impacto que el que tuvo lugar hace algunos meses con la salida del grupo de los hermanos Serrano.
Y es que por vez primera el PRD debe procesar la designación de su candidato a gobernador tomando en cuenta no solamente a los órganos de gobierno estatutarios a nivel nacional y local, sino también la opinión del gobernador Gabino Cué que aunque no es militante de este partido fue promovido al cargo por una coalición electoral en donde el PRD jugó un papel importante, al igual que el PAN.
Pero en la realpolitik perredista la mayor responsabilidad la tienen los factores reales de poder representados por las corrientes políticas predominantes tanto en el CEN del PRD como en el Comité Ejecutivo Estatal y el Consejo Estatal.
El presidente nacional Agustín Basave ha declarado que ningún aspirante está excluido de la contienda interna, sin embargo también ha advertido que las reglas ya acordadas para decidir el nombre del candidato incluye no solamente su posicionamiento en las encuestas sino los acuerdos que se deriven tanto del Consejo Estatal como del CEN del PRD. Y,agregaría, también de la postura que asuma el gobernador Gabino Cué, hasta ahora principal promotor de la candidatura de su amigo y cófrade José Antonio Estefan Garfias.
Aunque en este partido se habla y comenta de una terna de aspirantes, en realidad todos y todas miden fuerzas y construyen alianzas en función de solo dos: el diputado federal José Antonio Estefan Garfias, a quien ya en el primer círculo del jefe del ejecutivo dan como un hecho que será el ungido, y el senador Benjamín Robles Montoya.
Pese a que este último es el mejor posicionado en las encuestas , cuenta con estructura territorial propia así como con el apoyo de algunas corrientes nacionales del PRD, tiene en contra el veto del gobernador Cué.
Por el contrario, aunque Estefan Garfias prácticamente no pinta en las encuestas ( GCE lo coloca en un séptimo lugar con apenas 1.7 %), tiene el apoyo incondicional del gobernador y de las corrientes locales con mayor influencia en el Consejo Estatal, no así en el CEN del PRD en donde la correlación de fuerzas podría eventualmente favorecer a Robles Montoya.
A final de cuentas el dilema para el PRD es que , por un lado, debe preservar su unidad interna y, por el otro, impulsar y designar a un candidato que no solamente cuente con la aprobación de sus órganos de gobierno,corrientes políticas y la simpatía de la militancia perredista, sino también la aceptación de el o los partidos con los que pretende aliarse, empezando por el PAN . Pero igualmente importante es que este candidato sea competitivo y goce de la suficiente credibilidad ciudadana como para ganarse el derecho a encabezar la dura y difícil batalla para evitar que el cogobierno priísta instaurado por el gabinismo se consolide en el 2016 como un poder absoluto en el poder ejecutivo.
Isidoro.yescas@gmail.com
Twitter: YescasIsidoro
Diciembre 16 del 2015.