El comentario de hoy, martes 31 de octubre
La tragedia educativa y magisterial empezó en Oaxaca hace 37 años. Cuando nació la CNTE. Los maestros abdicaron de su obligación docente para tomar la calle: marchas, plantones y bloqueos se convirtieron en su arma de lucha. Empezó el infierno ciudadano. El mes de mayo el suplicio se ha exacerbado. Pero se hizo más grave con al absurdo acuerdo –que no decreto- suscrito por el ex gobernador Heladio Ramírez. El 28 de octubre de 1992, cedió el manejo del IEEPO a la Sección 22: designación de directivos; manejo del presupuesto; plazas, etc.
Se trató de un hecho contra la ley. No se puede ser a la vez trabajador y patrón; juez y parte. Al menos no existe un ejemplo similar en ninguna parte de México. Hace 25 años el hoy llamado Cártel-22 se empoderó y se enquistó en una dependencia cuyo manejo corresponde por ley, al Estado. La corrupción, el tráfico de influencias, el acoso sexual y otros vicios, fueron el corolario del absurdo acuerdo de 1992. Pero sobre todo el rezago educativo y la reciente oposición a la Reforma Educativa, a la evaluación y a la ley correspondiente. La 22 devino un poder fáctico, cuasi criminal.
Con las recientes movilizaciones, no es la primera vez que el magisterio se ha puesto de espaldas al pueblo, cuyas causas dice defender. El 2006 es un ejemplo patético. Encendió la mecha, actuó como mercenario y permitió la entrada no sólo de grupos en la clandestinidad, sino también de organizaciones criminales. Es parte de la demagogia y la doble moral de sus dirigentes y manipuladores, enquistados en organismos como CEPOS, CEDES y otros grupos maoístas, metidos a fondo en las normales.
En el gobierno de Gabino Cué, el magisterio fue sencillamente intocable. Obvio, le debía el triunfo. Concesiones y prebendas a manos llenas. En 2012-2013, con la puesta en marcha de la Reforma Educativa, la CNTE y la 22, tuvieron la complicidad del entonces Subsecretario de Gobierno de la SEGOB, Luis Enrique Miranda. De ser ya una entelequia, éste las empoderó más. Craso error político, le jugó las contras a su amigo el presidente Peña Nieto.
Sin embargo, cuando la Federación tuvo claro de que aquí se había atorado la Reforma Educativa y que la CNTE tenía en la Sección 22 su bastión radical, presionó a Cué a emitir un decreto por el cual la rectoría de la política educativa volvía al Estado. Esto fue el 21 de julio de 2015. Desde entonces, a través de chantaje, su manida fórmula de movilización-negociación-movilización, el magisterio ha querido volver a enquistarse en el IEEPO. Ésa es la sobada bi-la-te-ra-li-dad que hoy buscan, demanda ante la cual el gobierno estatal, no debe ceder ni un ápice, salvo que lo asuma como un suicidio político y una bofetada al pueblo de Oaxaca.
Por cierto, en tiempos de rendición de cuentas y de transparencia, ¿no es tiempo ya que las negociaciones con este cáncer social sean públicas y no en lo oscurito? Es una pregunta. (JPA)