El comentario de hoy, martes 31 de mayo, 2016
Estamos a unos días del proceso electoral, en donde se habrán de elegir gobernador, 25 diputados locales y 153 presidentes municipales. Sin embargo, el ambiente es de crispación social. Los oaxaqueños somos testigos de escenarios que vimos en 2006, repetimos en 2010 y volvimos a ver en 2015. Hay un intento perverso de boicotear la jornada electoral del cinco de junio, con los mismos actores de siempre.
Desde hace dos semanas el magisterio se ha movilizado, con acciones que le han redituado no sólo el repudio sino el encono social. ¿Qué lucha se ha emprendido en el mundo y haya tenido éxito cuando pone al pueblo que dice defender, contra la pared? Que se sepa todos han fracasado. Hoy, hasta el más ingenuo o torpe entiende que esta lucha no es genuina; que no es la Reforma Educativa lo que mueve a sus dirigentes, mucho menos las evaluaciones, posibles despidos o descuentos, sino un avieso propósito político. La pregunta es: ¿quién está detrás de los mismos para incidir en este clima pernicioso, que sólo intenta crear un ambiente de terror y zozobra?
Hay entre la población un justificado hartazgo. No en los padres o madres de familia, incluso menores que utilizan en sus marchas para validar los atropellos a la sociedad. No. En Oaxaca somos casi cuatro millones de habitantes, en la mayoría de los cuales se ha incubado un resentimiento hacia esa supuesta lucha sindical, anclada en viejos moldes del socialismo acartonado; esa llamada resistencia en la que cínicamente se arremete contra el Estado, cobrando quincenalmente un estipendio que ni se merece ni se ha devengado.
Generalizar es indebido, por que en efecto, no es el maestro digno del mayor reconocimiento, objeto de este señalamiento. Los hay y muchos miles, que luchan en sus aulas por sacudirse ese yugo pernicioso de sus dirigentes. Los hay, con verdadera vocación de servicio y apóstoles del conocimiento, que son sometidos a sanciones, estigmatizaciones y presiones pecuniarias. Ellos están conscientes de que el movimiento está manipulado; que su participación es utilizada con fines ajenos a la lucha magisterial y que son utilizados como vil carne de cañón.
El fenómeno se repite con puntualidad. Hay elecciones, hay presión; hay candidatos y cada uno de los democráticos dirigentes, se prestan cual mercenarios al mejor postor. Esa película ya la vimos. Las marchas, los bloqueos, el asalto a las casillas, la destrucción de urnas –elegidas previamente por los estrategas de los candidatos- para incidir en la votación y otras trastadas, nos las sabemos de memoria. La verdad, ya nadie cree en la lucha magisterial. La faramalla que hemos visto hasta hoy, es sólo un teatro para justificar toda la podredumbre que hay detrás. (JPA)