Opinión 

El comentario de hoy martes, 30 de enero

Con meridiana claridad, la problemática en los Servicios de Salud en el Estado, ya fueron expuestos por el titular de dicha dependencia la semana anterior. En la nómina existen más de 18 mil trabajadores. Al menos 2 mil 300 fueron contratados fuera de la norma y sin el techo presupuestal correspondiente. Esta situación hizo que se desviaran los recursos que se tienen que aportar de cajón a la Secretaría de Hacienda y otras entidades públicas de seguridad social, ocasionando no sólo un quebranto brutal, sino además, el incumplimiento de pagos obligados.

Además de ello, existe un directorio abultado de parientes, militantes de partidos políticos o trabajadores del Congreso del Estado, que cobran pero no se presentan a trabajar, llamados comúnmente “aviadores”, además de aquellos a los que el Sindicato solapa, y ha llamado “comisionados”. Ambos, por supuesto, operan en la ilegalidad. Sin duda se trata de un asunto serio, cuyos coletazos están afectando no sólo la paz social de la entidad, sino asimismo, los servicios de salud.

Estoy convencido de que el gobierno del Estado está buscando la forma de resolver esta situación. Desafortunadamente, se entiende que las nuevas pautas de disciplina financiera impiden el flujo de los recursos públicos necesarios para resolver de fondo esta compleja situación. Los tiempos han cambiado. Pero hay quienes parecen estar anclados en el pasado de desorden administrativo y económico. Es evidente que con esa nómina, ningún presupuesto alcanzará. Habrá que racionalizar el pago de servicios personales.

Pretender presionar al gobierno para seguir manteniendo la ilegalidad, con bloqueos, movilizaciones, toma de casetas de cobro o suspensión de los servicios, es decir, con la misma vara de chantajes tan comunes en la entidad, sólo habrá de polarizar más la situación. Querer tapar la cloaca de “aviadores” y “comisionados”, a través de los manidos métodos de la presión, condenando a la sociedad inerme a vivir acorralada, sólo habrá de generar un repudio generalizado.

En una opinión estrictamente personal y sin lesionar los derechos de los verdaderos trabajadores, la situación debe resolverse con la ley en la mano. Hoy sabemos que la realidad en el sector salud es una cloaca, que debe destaparse. Que la corrupción, la falta de medicamentos, equipo y personal calificado, han sido suplidos por una abultada nómina, destino final de los recursos otorgados para salvaguardar la salud y la vida de los oaxaqueños, particularmente de los que menos tienen. Los corruptos del pasado inmediato, encubrieron sus fechorías con una burocracia ilegal, que hoy ha sido puesta en el escaparate de la sociedad. (JPA)

 

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