Opinión 

El comentario de hoy, martes 24 de mayo de 2016

Elecciones en Oaxaca

Estamos a diez días de la jornada electoral para elegir gobernador, 42 diputados locales y 153 presidentes municipales que se rigen por el sistema de partidos. El panorama se advierte complejo. Los últimos días han sido intensos en señalamientos, filtraciones y acusaciones. Las redes sociales han sido el instrumento idóneo de esa guerra sucia que se ha emprendido entre los candidatos que muestran mayores posibilidades de triunfo.

Ha sido impresionante la cantidad de videos, grabaciones y la actividad de tuiteros y trolls, para denostar a unos y ensalzar a otros. Es algo inédito en la vida política local. Tal parece que las elecciones se ganaran en los medios y las redes y no en las urnas. El bombardeo ha sido sin precedentes. Y el proceso como una pila de agua bendita: todo el mundo ha metido la mano, con el insano propósito de alentar el morbo, algo que nos es muy característico.

Hemos estado viendo la misma película sexenal: comunidades fracturadas, pueblos enconados y familias pulverizadas. No hay visos de que Oaxaca cambie su destino. El mismo discurso del odio, alentado hoy por el magisterio que insiste en desafiar al Estado y, de paso, servir a los intereses políticos del momento. A nadie sorprendió su obstinación de mantener el plantón y los bloqueos; la amenaza y el chantaje, y prolongarlo hasta el día de la elección. Ya se habituaron a utilizar los procesos electorales como plataforma de sus intereses mezquinos.

El pasado viernes se realizó el segundo debate frente a las cámaras de la televisión oficial. De nueva cuenta afloraron las promesas y no las propuestas; la diatriba y la descalificación, ausente como la primera vez, el llamado a la unidad, a la reconciliación, a cerrar filas para promover el desarrollo de Oaxaca. Como telón de fondo la violencia, el crimen, las ejecuciones, igual en el Istmo que en la Costa o la Cuenca del Papaloapan. En varias comunidades que aún libran conflictos postelectorales ya velan armas. No hay lugar para darle vuelta a la hoja y emprender los caminos de la legalidad y la unión.

Esperamos que los últimos días de campaña se aliente la participación en las urnas; llamar al voto; a emitir el sufragio, sea voto duro o voto útil. A convocar a la paz y la legalidad; a abatir el hartazgo y la desconfianza. Oaxaca no puede más. Estamos en los últimos estándares de desarrollo a nivel nacional. Y mucho del atraso ha sido por nuestra incapacidad para exigir a la política caminar siempre al lado de las causas del pueblo y no en sentido inverso. (JPA)

 

Leave a Comment