El comentario de hoy… martes 23 de agosto
Escritores e historiadores, como Octavio Paz, Carlos Fuentes o Enrique Florescano, han hablado en sus obras, de la capacidad impresionante que tenemos los mexicanos para crear mitos, construir paradigmas y buscar héroes. Un hecho, un acontecimiento determinado es motivo para crear fechas, conmemorarlo, rasgarse las vestiduras o echar las campanas al vuelo.
Maestros y organizaciones sociales tienen una inclinación enfermiza para crear ídolos de barros y chamuscarlos con incienso. En 2006, fueron varios quienes elevados al altar de los mártires. Pero no los que sucumbieron por las atrocidades de la tristemente célebre APPO y la Sección 22, que los hubo y varios. No. Sino aquellos que sus dirigentes presumían, muertos por el aparato represor.
La búsqueda para encontrar fechas emblemáticas y movilizarse; para gritar consignas; para envolverse en el sacrosanto manto del chantaje, ha encontrado eco en acontecimientos como el 14 de junio. El fallido desalojo instruido por el ex gobernador Ulises Ruiz, se convirtió en un paradigma, en un mito. La obligada suspensión de clases; la indiscutible marcha masiva; los desafíos y retos al Estado, están presentes. En sus extenuantes y soporíferos discursos, los oradores casi se envuelven en el lábaro patrio, como si fueran los Niños Héroes de Chapultepec. Luego vendría la famosa “Batalla de Todosantos”, que nos llenó a todos de oprobio, el 2 de noviembre de 2006.
En 2007, maestros y falsos redentores sociales, encontraron un nuevo mito: Emeterio Merino, hoy sumergido en el olvido. Una persona que participó en una marcha para bloquear el Auditorio Guelagueza, fue detenido por la policía y, posteriormente, golpeado hasta dejarlo inconsciente. Los presuntos autores fueron consignados a prisión, en tanto que el aludido simplemente pervivió de los favores gubernamentales, exigiendo al gobierno el oro y el moro, en pago por su heroicidad. Mártires efímeros, que son utilizados como acicate de presión, por los clásicos vividores de la dádiva oficial.
Pero en el afán de hallar mártires no se detienen estos falsos Mesías. El 19 de junio, a raíz del enfrentamiento con la policía federal y estatal, hubo ocho muertos. Unos cuantos dirigentes ya se montaron en las víctimas, aunque ninguno era maestro. La Procuraduría General de la República; la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación; la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Comisión Especial Legislativa, investigan los hechos, encontrándose una cortina de resistencia y verdades a medias. Las sorpresas están a la orden del día. La agresión y las atrocidades de civiles no fue proporcional al uso de la fuerza policial. Pero los cazadores de mitos, ya tienen una nueva fecha para celebrar, suspender clases, atentar en contra de la educación y buscar proteger sus privilegios. (JPA)