El comentario de hoy, martes 14 de junio de 2016

Oaxaca está viviendo resabios del 2006. Bloqueos, barricadas, quema de llantas y vehículos y vandalismo, producto de la acción de Estado que llevó a la detención de sus principales dirigentes: Rubén Núñez y Francisco Villalobos, ambos con órdenes de aprehensión desde hace mucho, que le quisieron jugar al héroe o a la víctima, al encabezar movilizaciones. El magisterio sigue empecinado en hacer el caldo de cultivo de la ingobernabilidad. De manera torpe, ha tomado a la ciudadanía como rehén. En lugar de buscar el apoyo de la sociedad y de los pobres, han arremetido en contra de ellos, de manera burda.

¿Cómo pueden tener los maestros el apoyo social con el plantón imaginario que han mantenido en el zócalo de la capital, el cual ha afectado a cientos de trabajadores y pequeños empresarios? ¿Cómo gozar de simpatía cerrando carreteras, cruceros, centros y plazas comerciales? ¿Cómo contar con el aplauso del pueblo, con vándalos y viciosos que destruyen, saquean y violentan con sus acciones los derechos civiles de miles y miles de mujeres y hombres, que viven de su trabajo y no están esperando la quincena sin laborar?

Tienen razón aquellos que opinan que la Coordinadora se está desfondando, con tantos abusos y atropellos a la paz social. Sólo participan aquellos que le deben todo a la Sección 22 o quienes siguen pensando en que si no participan los van a correr. Durante los años que lleva este gobierno, el magisterio ha desplegado una impunidad insultante. Sólo los ingenuos creen que su movimiento sea genuino; que la lucha de sus dirigentes y quienes por atrás les dan cuerda, sea sólo por la Reforma Educativa. No. Su propósito es político, electorero, de futurismo.

El 21 de julio de 2015, el gobierno federal, más que el estatal, le asestó a la Sección 22 una estocada fatal: le arrebató el control de la educación pública que mantenía de manera ilegal, a través del IEEPO. Pero no desactivó la estructura cuasi delictiva que dicho gremio tiene en todo el estado: supervisores, jefes de sector, directores y delegados sindicales. La dejó intacta. El resultado está a la vista: sigue el sojuzgamiento de miles de maestros, a través de sus jefes regionales.

Hoy, los dirigentes del magisterio y sus patrones que están detrás –ya hemos dicho que siempre operan como mercenarios- tienen un argumento más para seguir fastidiando la paz social: la elección del nuevo gobernador. Se prestaron al juego de MORENA y ahora han tomado como bandera que hubo fraude. Quieren recuperar su coto de poder. Están provocando a la sociedad; siguen desafiando al Estado: quieren víctimas para gritar represión, represión. Ese teatro que todos, todos aquí en Oaxaca ya conocemos. (JPA)