El comentario de hoy, jueves 4 de enero, 2018
En la agenda pendiente del actual régimen sigue prevaleciendo el tema de las vías al Istmo y la Costa. ¿Será el mal fario de los oaxaqueños, castigo divino o venganza de la Federación, el hecho de que la primera tenga al menos 16 años en proyecto sin concluir y la segunda, no menos de diez?
Da envidia de la buena –como se dice vulgarmente- ver el impresionante desarrollo de las vías terrestres de varios estados del país: autopistas; puentes con tirantes de acero; libramientos, túneles y viaductos. La construcción de vías férreas para trenes modernos. Los anillos periféricos en algunas ciudades intermedias, mientras aquí estamos a la zaga en materia de comunicaciones.
El rezago del estado se ha cifrado desde hace décadas en la falta de vías de comunicación modernas. ¿Cómo hacer de Huatulco y Puerto Escondido, un Edén para el turismo nacional y local que viaja por carretera, ante esas vías que asemejan caminos de herradura? ¿Cómo hacer que la recientemente declarada Zona Económica Especial de Salina Cruz, sea en verdad un pivote del desarrollo regional y de las inversiones, con una vía carretera que tiene mínimo ochenta años, estrecha, sinuosa, pero además en donde se permite la circulación de vehículos de doble remolque, que hacen vivir un infierno a los automovilistas?
Más allá de los buenos propósitos de nuestro gobernador en torno a este tema, hay que reconocer que desde hace mucho ambas vías, se han convertido en dimes, diretes y verdades a medias. Un día nos levantamos con la promesa del gobierno federal, de que una de las dos carreteras va; al día siguiente, con la frustración de que la empresa contratista ya quebró. Y así hemos ido durante años.
La realidad es que las dos están paralizadas; que hay maquinaria, material y hasta proyectos que quedaron arrumbados. La del Istmo fue entregada por tramos, pero no ha sido concluida. Es decir, es una obra a medias, que no cumple a cabalidad su cometido. La vía a la Costa tiene ya un avance importante, pero el atraso en concluir la obra ha encarecido su terminación.
Para este 2018, esperamos que las gestiones que haga la actual administración, aprovechando la buena coordinación que hay con la Federación, nos den la satisfacción a los oaxaqueños de tener al menos una de las dos vías concluidas. Es ya urgente cumplir ese viejo anhelo, no sólo de los istmeños y costeños, sino de Oaxaca en general. Que dichas obras no sean sólo promesas incumplidas o esperanzas frustradas, sino una realidad. Hacemos votos pues porque así sea. (JPA)