El comentario de hoy, jueves 19 de enero 2017
Recientemente falleció el pensador Zygmunt Bauman, autor de la obra “Estado en crisis”. Lo menciona Umberto Eco, también desaparecido, en su última obra: “De la estupidez a la locura”. Ambos pensadores advierten el fin de la llamada modernidad y la irrupción de los movimientos de indignación social. A final del día, muestran preocupación por la inminente desaparición del Estado, una instancia que permite situaciones de orden y legalidad, de forma homogénea.
Como lo hemos visto en los últimos tiempos, el movimiento de indignación por el alza en el precio de la gasolina, ha dejado entrever facetas incluso delictivas. Hay un hartazgo generalizado respecto a las decisiones que toma el Estado, sean éstas acertadas o erráticas. Movimientos como éstos “saben lo que no quieren, pero no saben lo que quieren”, parafraseando a Bauman, en lo que pareciera ser un juego de palabras.
En Oaxaca tenemos una movilización perpetua. Así se explica que en lo que va de enero hayamos tenido más de 30 bloqueos carreteros y a vialidades. De junio a septiembre del año pasado, estuvimos prácticamente aislados; secuestrados por maestros de la Sección 22 y grupos adláteres. ¿Se trató de un movimiento de indignación social o algo parecido? Por supuesto que no. El magisterio es una casta privilegiada que tiene asegurada su supervivencia: se moviliza para obtener más prebendas. Pero su salario quincenal es intocable. Cualquiera es revolucionario con el bolsillo satisfecho.
¿Se puede insertar en los movimientos de indignación los bloqueos de los normalistas en el crucero del IEEPO, porque contra la ley exigen plazas docentes, sin examen? Tampoco. Cerca de 900 jóvenes egresados del sistema de normales pretenden arribar a un sitio de confort, por la ruta fácil y el menor esfuerzo.
A pesar de sus vastos recursos naturales y su posición estratégica en la geopolítica mundial, como es el caso del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca carece de industrias; no se ha insertado en el desarrollo generador de empleos, ni en aquello que puede generar riqueza. Y hay un factor que ha frenado cualquier intento de salir del marasmo: la industria más rentable para dirigentes, grupos y maestros: el chantaje.
Hay pues de movimientos a movimientos; de indignados a indignados. Gestionar más de mil millones de pesos, como hizo el actual gobierno estatal, para regularizar cerca de seis plazas docentes que están fuera del presupuesto; fuera de ley y en sentido contrario a la Reforma Educativa, frente a un pueblo que tiene una y mil carencias, eso también indigna, aunque no se manifieste públicamente. (JPA)