El comentario de hoy, jueves 18 de agosto
Los clásicos de la ciencia política afirman que el poder, su ejercicio y sus límites son la esencia de la política. Y el Estado es la máxima personificación del poder. Tiene el monopolio de la fuerza, el dinero público, la capacidad para establecer las reglas del juego, extensas redes para cambiar opiniones y creencias. Todo está a disposición del gobernante, hasta torcer el ejercicio de la ley y la justicia. El poder también hace tiranos. Por ello, desde hace cientos de años, Aristóteles advertía en su obra: “Política”, las argucias del tirano para preservar su poder: envilecer el alma de sus súbditos, sembrar en ellos la desconfianza y empobrecerlos paulatinamente.
Con el ascenso de la democracia como una forma de gobierno y de legitimación del Estado, ha surgido la necesidad de establecer contrapesos a ese poder omnímodo, de opacidades y a veces, hasta de complicidades. Uno de los más eficaces es la participación de la sociedad civil. Son los ciudadanos de a pie; las organizaciones civiles; los periodistas, comerciantes, empresarios, artesanos, prestadores de servicios, empleados de mostrador, etc., que, de manera organizada pueden hacer frente a los abusos, atropellos, atrocidades y demás bajezas, que provengan tanto del poder público como de poderes fácticos, llámense éstos, grupos delictivos, sindicatos, gremios, etc.
El paro comercial del lunes 8 de agosto, fue un hecho trascendente. No lo había desde 1977. Y no era para minimizarse. Fue un ejemplo de que la sociedad civil, presa del hartazgo, puede en un momento determinado hacer valer sus derechos; cuestionar el ejercicio del poder; poner en tela de juicio la discrecionalidad o la opacidad oficial y, en situaciones extremas, plasmar toda su fuerza en lo que algunos colegas han llamado la expresión de la mayoría silenciosa. Nada tan peligroso para los gobernantes, como bien lo reconoció Maquiavelo, que perder la confianza de los súbditos y abusar de su tolerancia.
Lo anterior es sólo una reflexión en torno a una pregunta: Una vez que fueron liberados los maestros detenidos y a punto de iniciar el ciclo escolar, en medio del chantaje y la amenaza de boicot, ¿qué sigue y cuál será la respuesta de la sociedad civil ante nuevas amenazas? Sin duda alguna, será la unidad y la organización. Miles y miles, tal vez millones que hemos vivido acotados, alienados y humillados, durante años y sobre todo los últimos meses, no debemos permitir más abusos y atrocidades. Nuestro derecho a vivir en paz; a gozar de nuestras libertades, va más allá de posturas oficiales endebles y blandengues. (JPA)