Opinión 

El comentario de hoy, jueves 16 de junio de 2016

baches

Hay un tema un tanto trivial y cotidiano que quiero comentar hoy. Transitar por las calles de la ciudad, en estos últimos tiempos, se ha convertido en un verdadero desafío. El abandono que ha padecido, sólo recientemente, ha generado honda preocupación ciudadana. Nadie medianamente informado pondría en tela de juicio la labor que ha llevado a cabo la presidencia municipal en los casi tres años de gestión, en los que el mejoramiento de la imagen visual, de la restitución de la dignidad urbana y la mejora de los espacios públicos, han tenido una importancia singular.

Sin embargo, hay decenas o tal vez cientos de calles y avenidas, en las que por abulia de los propietarios que han requerido la introducción de agua potable o drenaje a sus hogares, o apatía de las autoridades, han dejado las zanjas o cepas abiertas, las cuales se han convertido en esta temporada de lluvias, en trampas mortales para vehículos y transeúntes. Ahí están desde hace semanas o tal vez meses, sin que nadie atienda este problema.

Sólo para el consumo de las autoridades responsables algunos datos: en Heroica Escuela Naval Militar, entre Jazmines y Amapolas hay una calle dañada. Lleva como seis meses. Hay una zanja que atraviesa la calle casi en la esquina de Emiliano Zapata y Fuerza Aérea Mexicana, que tiene al menos un mes. Ambas en la Colonia Reforma. En el Boulevard Eduardo Vasconcelos, casi al llegar a Niños Héroes de Chapultepec, en un área de al menos cincuenta metros, la carpeta asfáltica ha desaparecido. Uno más, frente al Gimnasio de Ciudad Universitaria, los automóviles tienen que hacer alto total para no caer en una zanja.

Hay muchas preguntas al respecto: ¿quién realizó ahí alguna obra, que no asumió la responsabilidad de dejar la calle o avenida como estaba? ¿Si es un ciudadano que lo hizo de motu propio, no se ha hecho acreedor a alguna sanción pecuniaria para restituir el pavimento y dejarla transitable? Porque el bienestar de una comunidad no es algo que le competa sólo al gobierno o al Estado, sino que es corresponsabilidad de todos.

Mencionamos sólo algunas de las vías en donde el deterioro es visible, que es por donde transitamos. Pero obviamente hay muchas más. Lo mismo podemos decir del sistema de semáforos que sinceramente está para llorar. No sólo el mal estado sino la falta de sincronización, ponen a veces en tela de juicio el mejor esfuerzo que han hecho las autoridades locales para dotarnos de un sistema novedoso y moderno, para nuestra ciudad. Empero, la apatía de funcionarios menores para atender con prontitud situaciones como éstas, después de meses de quejas y denuncias, hace que aquella acción de gobierno se ponga en tela de juicio. (JPA)

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